Esa enorme piscina de aguas azules que llamamos mar ha sido estudiada desde hace mucho tiempo, por lo que se cuenta con una gran cantidad de datos del pasado que nos sirven para comparar la situación actual con la que teníamos tiempo atrás, y se observa que el número de contaminantes y su concentración está aumentando, por eso debemos empezar a tomar medidas y entender la forma en la que nos afecta.
Desde los primeros estudios han aparecido sustancias que no deberían estar en los mares, sin embargo, en la actualidad estamos en un momento en el que se contaminan las aguas marinas de forma muy agresiva con químicos industriales, todas clase de objetos que se arrojan al mar, elementos químicos que no deberían de ser perceptibles en una masa de agua tan grande. Pero en los análisis de este caldo lleno de vida que se han realizado por todo el mundo, se han encontrado trazas de los mismos contaminantes, entre los que se encuentran los metales pesados, que son en los que nos centraremos en este breve artículo.
Las concentraciones de los metales más frecuentes ordenado de mayor a menor concentración son: cobre, cromo, plomo, níquel, cadmio y mercurio; sin embargo todos pueden ser controladas por cualquier humano sano.
En España se estudió la contaminación de las aguas litorales que bañan nuestras costas en 1979, gracias a un programa internacional contra la contaminación del litoral, patrocinada por la OMS (Organización Mundial de la salud) y tras la cual, se han realizado periódicas revisiones para controlar la calidad de nuestras aguas (Miguel Ibáñez, 1986).
Como ya hemos mencionado; analizaremos las consecuencias de los metales pesados en la biota marina, pues es la que sufre directamente la contaminación; especialmente nos centraremos en los seres marinos de vida sésil (inmóvil) como los mejillones, pues son una forma de vida muy extendida por el mundo por lo que se puede comprar como les afecta los metales pesados en distintas partes del globo, además, al no poder moverse son perfectos organismos de control para cualquier estudio, pues no se verán afectados por otras condiciones que no sean de la zona en la que se encuentran.
Los metales pesados son liberados al mar principalmente por las industrias al deshacerse de sus residuos, pero no se echan en lingotes de macizos plomo o cadmio, sino que van disueltos o en suspensión, siendo esta la forma idónea para que un ser filtrador como el mejillón, que se encuentra tranquilo alimentándose aferrado a su piedra o poste, ingiera sin quererlo ni beberlo partículas de estos elementos que se irán acumulando en él hasta que muera y ya no pueda acumular más. Con esto queremos poner de manifiesto, que los metales pesados se van acumulan en la cadena trófica marina (bioacumulación) y al final acabaran afectando a todo el medio, e incluso a nosotros; pero al ser el mejillón un eslabón bajo en la cadena trófica, no representa riesgo directo para los seres humanos, siempre que no comamos cantidades ingentes a diario durante mucho tiempo.
El mejillón verde nativo del Pacífico, llego a Cuba, concretamente a la Bahía de Cienfuegos, una zona reconocida internacionalmente por estar muy contaminada, por lo que estudiaron estos moluscos bivalvos en las nuevas condiciones para ver si se podía consumir; y tras múltiples estudios, se concluyó que los mejillones de esta zona son aptos para la ingesta humana, cumpliendo las normal internacionales que regulan las cantidades de metales pesados aceptables. También se estudió el Mytilus californianus en las costas de California, y se llegó a la conclusión de que estos mejillones son aptos para el consumo humano.
Otros estudios se han centrado en observar cómo les ha afectado la contaminación a los mejillones y aunque falta tiempo para tener datos contrastados, en las primeras observaciones se notó que las valvas de estos moluscos muestran un grosor menor respecto al que tienen de media.
Con todo esto no pretendemos asustar y que dejen de comer mejillones o cualquier otro ser marino, sino que vean que el mar también se ensucia de forma invisible; que los desastres en el mar afectan sin querer a todos, y que aquella fábrica, que no echa humo por las chimeneas, si está contaminando al verter sus aguas a un pequeño riachuelo, pues como se dice, todos los ríos conducen al mar.
Bibliografía de referencia:
Fumero, Y., Pis , M. A., Aranda, Y. (2016) Metales pesados en el mejillón verde (Perna viridis) de la Bahía de Cienfuegos. REDVET. no. 9, p. 1-12.
Gutierrez, E. A., Perez, J. C ,. Muñoz, A. (2014) Cadmio, cobre y zinc en el mejillón Mytilus californianus (Conrad 1837) de la costa oeste de Baja California. Rev. Int. Contam. Ambient [online]. no. 3, p. 285-295. Disponible en:<http://www.scielo.org.mx/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S0188-49992014000300005&lng=es&nrm=iso>. ISSN 0188-4999.
Ibañez, M. (1986) La contaminación marina por metales pesados en la costa de Guipuzcoa. LURRALDE investigación y espacio. p. 105-111.
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