Queridos lectores:
Probablemente os haya llamado la atención el silencio que he mantenido este último mes sobre el caso Cifuentes. En mi disculpa solo puedo decir que ante este suceso inaceptable, el desánimo me ha hecho centrarme en el día a día de la docencia y la investigación hasta que he encontrado la manera de expresarme. Y creo que la mejor manera es unir mi voz a la del resto de mis compañeros para exigir que la investigación que ha iniciado la URJC y la fiscalía lleguen hasta las últimas consecuencias, para terminar depurando responsabilidades y corrigiendo vicios y malas praxis. Por ese motivo difundo el manifiesto que hemos aprobado recientemente en mi consternado Departamento, preocupado por los perjuicios para la institución universitaria que el uso y abuso de los servicios públicos puedan hacer las autoridades políticas de las que dependen. Y para terminar quería remarcar dos aspectos:
- Las informaciones difundidas hablan de la falsificación de las firmas de profesores en un acta, lo cual implica que incluso en ambientes donde la precariedad y las presiones políticas están a la orden del día, muchos profesores se atienen escrupulosamente la deontología de nuestra profesión negándose a avalar con su firma documentos fraudulentos.
- El hecho de que personalidades con influencia política se esfuercen hasta rozar la ilegalidad (cuando no cruzarla) por obtener un título universitario, demuestra el prestigio que tiene para la sociedad la formación que impartimos. Los alumnos de las universidades públicas españolas obtienen una formación de calidad envidiable gracias a la exigencia y rigor de sus profesores, pero sobre todo a su esfuerzo, talento y sacrificio. En la URJC también, a pesar de esta nueva mancha a nuestro prestigio.
Ecotoxsan 
Deja una respuesta