Una de las mayores discusiones sobre las medidas para lograr una igualdad efectiva de mujeres y hombres en nuestra sociedad es la discriminación positiva. Por ejemplo, reservar un cupo para mujeres en procedimientos selectivos u obligar por ley a la paridad en comités o consejos directivos. Muchas mujeres y hombres rechazan esta posibilidad con el argumento principal que en los procedimientos competitivos debe primarse al mejor candidato por mérito y capacidad independientemente de si es hombre o mujer. El problema vendría si, a igual mérito objetivo, la valoración es menor para una mujer que para un hombre. Pero ¿Esto ocurre realmente? ¿Los evaluadores se dejan influenciar por el nombre o la foto del CV? ¿Es real el sesgo de género?
Si queréis saber lo que el método científico viene desvelando en los últimos años, podéis leer este artículo: Sesgo en la evaluación y en el reconocimiento de méritos