La primera de las actuaciones que reclaman se centra en el uso de las mascarillas, completamente interiorizado por la población, pero señalan lagunas: la necesaria retirada de aquellas que no sirven, la necesidad de que se exijan en los lugares de trabajo y concienciar sobre la importancia de la incorrecta colocación al dejar demasiados huecos al ajustarlas: “Estimamos que los defectos en el uso real de mascarillas están reduciendo su eficacia a menos de la mitad, lo que se traduce en una enorme cantidad de contagios que podrían evitarse”. A continuación, la carta reclama que se tome en serio una de las medidas más obvias (y que se conoce desde hace un año): trasladar todo lo posible al exterior, donde las posibilidades de contagio se reducen a una vigésima parte.
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